El turista que ya quiere ser local (después de 2 días)
El turista que ya quiere ser local (después de 2 días)
Chucho Miles
Hay un tipo de viajero que no necesita visa, solo Wi-Fi y exceso de confianza. Aterriza un viernes, prueba una empanada, y el domingo ya dice: “Yo aquí ya me siento de acá.”
Es ese turista que apenas baja del avión empieza a corregir la pronunciación local, recomienda lugares “que descubrió” en TikTok, y da clases improvisadas de cultura que aprendió en un post patrocinado. Dos días después, ya se indigna con los precios del mercado como si pagara impuestos en el país.
En SkyPanama™ lo vemos todo el tiempo: pasajeros que llegan a la puerta diciendo “¿cómo que no me hablan en mi idioma?”, pero tres horas después, en el destino, están diciendo “hermano, es que aquí se vive distinto”. Es el mismo que el lunes sube una historia diciendo: “Este país me enseñó tanto.” (Dos días. El país le enseñó tanto en dos días.)
Lo más irónico es que, apenas vuelve a su ciudad, empieza la cuenta regresiva del olvido: se le olvida cómo se saludaba, cómo se comía, y cómo se decía “gracias” en el idioma que juró dominar. Pero no importa: tiene una pulsera, tres fotos con filtro cálido y la certeza de que “la gente allá es otra cosa”.
En el fondo, ser turista no es malo. El problema es cuando el viaje se convierte en disfraz. La verdadera conexión con un país no se mide por cuántas palabras locales repites, sino por cuánta humildad te queda al volver.
— “Ayer aterrizó, hoy dice ‘broder’.”
Publicado en la línea editorial de SkyPanama™
